ASSIA!
2025
Photography
Assia es un término en pidgin que significa coraje o fuerza. A lo largo de esta exposición, la artista Agnes Essonti Luque (Barcelona, 1996) muestra un conjunto de imágenes que dejan ver vivencias propias y colectivas de la mujer afrodescendiente y que basculan entre el reflejo de la opresión y el de ese coraje. Se trata de un recorrido que vincula los procesos íntimos con una experiencia más universal de la diáspora africana. En algunas de las fotografías Agnes retrata el paisaje camerunés desde una perspectiva intimista. Sin embargo, aquí el paisaje sirve de punto de unión de la diáspora. Las imágenes del paisaje y sus pequeños detalles, que cobran gran magnitud en la obra de Agnes, aluden directamente a un sentido de búsqueda identitaria, pero también de arraigo y comunidad. En este sentido, la artista busca tender puentes entre África y su diáspora.
Por otro lado, la experiencia femenina afrodescendiente es el hilo conductor. Algunas de las imágenes atravesadas por esta experiencia contienen o evidencian la violencia ejercida hacia la mujer afrodescendiente. Es el caso de Pelo Mulata, donde la artista visibiliza la estigmatización del pelo afro a la vez que transmite la confusión identitaria encarnada en el término “mulata”. Agnes nos deja ver visual y verbalmente cómo el racismo estructural afecta a las mujeres afrodescendientes. A través de la violencia verbal y conceptual hacia sus propios cuerpos, pero también con la fetichización de ciertos rasgos como puede ser un cabello rizado, lo suficientemente lacio como para no ser considerado “pelo malo”. En la misma línea, la obra Moni Wuman visibiliza poéticamente la mercantilización del cuerpo femenino afrodescendiente y las dinámicas neocoloniales, situando a la propia artista cubierta de billetes de franco CFA, moneda actual de diversos países de África Central y Occidental. Del mismo modo, Agnes retrata otros objetos comunes de la experiencia femenina afrodescendiente, como las cremas de blanqueado de la piel. Estos detalles pasan inadvertidos en el cotidiano de las mujeres africanas y son desconocidos para la experiencia blanca, pero son instrumentos subrepticios de agresión dentro de la estructura racista y patriarcal. También vemos autorretratos donde la artista posa con diferentes elementos asociados a África, como la tela Wax, una piña o plátanos, entre otros. Estas imágenes juegan en una fina línea entre la búsqueda identitaria personal y el estereotipo, reflejando la incansable lucha de la mujer afrodescendiente por el autoconocimiento real y la autorrepresentación. Precisamente, en La Cordobayangue, Agnes desafía las lógicas esencialistas de lo que es una mujer africana y una mujer española. Mediante un cruce cultural y estético, la imagen refleja a la artista en un contexto entre flamenco y africano donde ella misma es quien decide cómo describirse.
A pesar de que las fotografías de Agnes trabajan con la violencia intrínseca del racismo estructural, ésta no es la protagonista en la obra. Más bien lo es la resiliencia y las estrategias de superación. En ciertas fotografías vemos directamente la hermandad entre mujeres. Agnes otorga un papel protagonista a las mujeres africanas también como sujetos libres y con derecho a ser representados fuera de toda carga heteropatriarcal, sexista y racista. En otras, la artista centra su mirada en la experiencia compartida de la comida. Si el paisaje servía como contexto común, la comida presenta un espacio donde compartir y sanar. En este sentido, es importante remarcar el diálogo que la artista produce entre las violencias materializadas visualmente en ciertos objetos y los actos de resistencia, visibilizados en el alimento, el paisaje compartido o la autorrepresentación.
Texto de Carla Hayes Mayoral